Se confirmaron todas las sospechas que había en la previa del partido entre la Comisión de Actividades Infantiles y Costa Brava.
El árbitro Marcos Santos sumó un escándalo más a su historial. La catarata de amarillas y pelotas divididas a favor del equipo pampeano fue coronada por el cobro de un penal que no existió, lo que desató la bronca de los jugadores del Azzurro que terminó con 6 jugadores expulsados.
Tras consumar lo que a todas luces fue un robo, la terna arbitral se retiró del campo de juego custodiada por la policía sin siquiera finalizar formalmente el partido con un silbatazo.