Daniel Chocobar, director técnico de Stella Maris, describe al fútbol como un “cable a tierra” y un espacio en el que todo se termina igualando. Los poderosos no siempre ganan y a veces, la realidad termina construyendo escenarios difíciles de prever. Y lejos del rigor técnico-táctico propone una “cercanía” necesaria para llegar al jugador con un mensaje más humano. Asume que el “Costero” todavía no termina de despegar del estereotipo del club barrial. “Estamos en la Liga Oficial, pero los jugadores mentalmente tienen la cabeza pensando en la Liga de Barrios. Es difícil acoplarlos y es necesario, trabajarlos”.
En el barrio todo cuesta el doble y por eso, el esfuerzo se valora. El compromiso de darle el fútbol, el tiempo que a veces se le quita al trabajo o a la familia. Todo por una pelota sin más explicaciones. Pura pasión. “Hay que mentalizar que en la Liga Oficial se corre y se juega un poquito más. Y eso se trabaja en la semana. Cómo se tiene que jugar, cómo hay que salir o entrar. La idea es crecer a futuro con una idea de juego, intentando plantear los partidos. No es solamente ir para adelante sino tener un orden”.
En Stella, a metros del mar suena cumbia en el vestuario y se respira laburo. Y la humildad de los más humildes de todos los humildes. Piso de tierra, paredes que respiran ladrillo y gente servicial que defiende los colores desde el lugar que le toque. “Tenemos pocas pelotas y cosas materiales. No tenemos gimnasio y hemos pasado días sin estrenar; lo hicimos en la costa o en una plaza. Todos vienen de una clase social bastante baja y por eso todo lo que están haciendo me enorgullece” considera Chocobar quien dejará la Primera para abocarse a la Reserva del club.
“Los méritos también valen doble, se disfruta más cada entrenamiento y cada partido. Los pibes dejan todo más allá del enojo de algún fallo arbitral. Con un equipo de barrio, con chicos que jugaron en Reserva y después se visten para Primera y esa entrega, a mí me enorgullece como técnico”.
El fútbol evoluciona tanto que lo mejor es adaptarse a la realidad. Mirar más allá para encontrar rendimiento y la motivación que puede cambiarle el eje a un jugador. “Hay que acoplarse a lo que se tiene y al club en el que estás dirigiendo. Yo no puedo venir a hacerles un planteo o un entrenamiento como si fuéramos el Real Madrid. En una cancha de tierra y con tres pelotas no puedo hacer un reducido y hay que adaptarse a lo que tenés. Yo dirijo octava, séptima, primera, y lo tomo de la misma manera”.
“La idea de juego –dijo Chocobar- la tienen que tener pero lo más importante es que sean buenas personas. No es que están todo el día de joda; acá hay un respeto enorme. Se ve en el vestuario para mí y el cuerpo técnico. Eso es lo que sirve. A mí me gusta la humildad de los equipos ganen o pierdan”, plantea.
Chocobar se destacó en el viejo Comferpet y luego en la transición como Petroquímica, también jugó en San Martín de Río Grande; Argentinos Diadema y Ciudadela. Como entrenador dirigió al CAPA en Veteranos; Petroquímica, General Roca y Deportivo Portugués. Apasionado y entusiasmado admite su vocación por la neurociencia aplicada al deporte y por dirigir categorías formativas, ahí donde ratifica todavía más su visión alrededor de una pelota.
Asume la necesidad de involucrarse en la vida de cada futbolista, por más amateur que sea para acompañar y entender ciertas rutinas. “Hay que ver y conocer quién trabaja, sus horarios y a quién se le enfermó el hijo, mandarle mensajes y ver esas cosas cotidianas. Yo no te puedo decir a que vengas a entrenar si saliste tarde y tuviste un día complicado en el laburo o tenés problemas familiares. No puedo exigirte nada sino únicamente tratar de que te sientas cómodo, hagas lo que puedas y listo. No importa si venís dos veces en la semana, porque cuando lo hagas, lo vas a disfrutar y darás el máximo. Los planteles se tratan como tienen que ser, como seres humanos. No solamente para hacer táctica o vender humo. Eso no tiene nada que ver, no sirve para nada. Hay que trabajar sobre el ser humano y no creerse el mejor DT de la ciudad. Me importa el jugador y su familia”.