El peor final para la ilusión del ascenso. En Viedma pasó todo lo que el fútbol, con su descrédito, ha sabido aceptar en los últimos años. Mirando para otro lado o sintiéndose con algún beneficio ficticio estando “del otro lado”. Nada de lo que sucedió en la final ante Costa Brava, tuvo que ver con la legitimidad. Y menos con la honradez de quienes están para hacer cumplir el reglamento.
Marcos Santos, dirige en la Liga que por definición, mejor le sienta, la de Chañar Ladeao y dirige en el año, menos partidos que cualquier referee vocacional en ésta parte del país. Como sus propios designios, operó arteramente para que Costa Brava sea el ganador antes de tiempo y la CAI no pueda cruzar, más allá de la mitad de cancha. “Yo creo que en el penal que cobra nos dimos cuenta que el partido no se iba a poder jugar, cobró todas las chiquitas para ellos pero el penal fue muy alevoso”, reconoce Franco Flores, todavía con la sensación de injusticia, recorriéndole la piel.
El festejo de los jugadores de Costa Brava, “festejando” el ascenso, no admite mayores comentarios. Expresa falta de solidaridad y los expone quizás alguna vez, a sufrir un despojo similar a manos de otro aún más poderoso. “Fue muy triste también el comportamiento de los jugadores rivales porque en definitiva son colegas y te faltan el respeto sabiendo que el partido estaba para ellos. Yo en su lugar me quedaría callado”.
Flores destacó la actitud del equipo y reconoció la necesidad de seguir trabajando, pensando en nuevos objetivos futbolísticos que “limpien” el espíritu del juego y le permita a la CAI, tener su propia revancha. “Duele mucho lo que pasó en este momento pero el año ya arrancó y hay que dar vuelta rápido la página, más en una institución grande como CAI”, destacó el defensor que tuvo presencia perfecta en los catorce partidos disputados por el “Azurro”.
“Ninguno de los jugadores pudo tener diálogo con el árbitro y no estoy al tanto si los dirigentes del club pudieron hablar con él. Entiendo que podría haber algún tipo de reclamo aunque de eso se va encargar el club seguramente. Nosotros hicimos toda nuestra parte para llegar de la mejor manera a la final. Lo que pase en un escritorio, no nos corresponde a nosotros los jugadores”.
“Lo más triste –dijo Flores- es el ejemplo que queda, manchan el fútbol que es lo más sagrado que tiene éste país. Los chicos crecen viendo esto y piensan que es normal y no debería serlo. Ya dejó de ser un deporte para ser un negocio . Eso es lamentable”.
Foto: Diario de Río Negro