«LOS ARGENTINOS NO DESEAN JUSTICIA, QUIEREN INJUSTICIAS A FAVOR» dicen los que estudian los comportamientos de los habitantes de las distintas naciones del mundo.
En una época donde no hay antecedentes de tanta violencia inducida por fanáticos y ejecutada por los que son fácil de convencer, nuestra ciudad no es ajena a este triste momento.
Se tiene conocimiento de la agitación en redes sociales por parte de dirigentes deportivos que se sienten perjudicados por decisiones que no comparten. No dudan en amenazar a rivales, a la prensa, a dirigentes de otros equipos y a los que organizan las competencias; cuando no comparten situaciones que creen que los perjudican.
El filósofo Ortega y Gasset define al «hombre masa» como aquel que se diluye en la multitud, renuncia a su individualidad y busca la comodidad y la igualdad absoluta, careciendo así de una personalidad propia. Para el autor de «La rebelión de las masas», el «hombre masa» es fácilmente influenciado por las corrientes de opinión dominantes y se resiste a la excelencia y originalidad.
Vaya si es influenciable el «hombre masa» que no duda en simpatizar con esos dirigentes violentos al punto que se compromete a ejecutar la venganza que le genera las publicaciones de sus violentos líderes. Ya no lo hacen en forma anónima como en otras épocas. La impunidad que les da su conducta diaria hace que amenacen con su nombre y apellido haciendo gala de una supuesta valentía. Los seguidores de esa gente-dime a quien sigues y te diré quien eres-evidentemente son fáciles de influenciar y están siempre a nada de ser expuestos socialmente por ser tan violentos o más como su dirigente desubicado.
Con estas actitudes cada vez será mas complicado no ya erradicar a los violentos del deporte; ya a esta gente los tenemos en lo cotidiano y eso es lo mas peligroso. Están entre los honestos y decentes que quieren vivir en sociedad sin problemas.
Depende de los que tienen responsabilidades de todo tipo, terminar con esto que da miedo. Hay que exterminar a los violentos y a los que se dejan convencer por estos.
Dan pena los dos. Y nos joden la vida a todos.