Le ganó a la discriminación; se convirtió en arquero campeón y ahora sueña con debutar en Primera

Esta es la historia de Nahuel Federico "Bomba" Pailacura.

Redacción Mamba Sport

enero 7, 2025

Su figura no pasó desapercibida. Porque no solamente le dio seguridad a su equipo plantado en el arco sino que con sus reflejos, logró atajar dos penales y asegurar el campeonato de Reserva para Unión San Martín Azcuénaga. La historia de Nahuel Federico Pailacura (19 años) podría ser una más. Pero no lo es. Es que el ex jugador de campo, de envidiable pegada y de voluntad inquebrantable, sueña con debutar en Primera División y ganar un campeonato.

“Fue un partido complicado, que estuvo muy parejo. Petroquímica manejó muy bien la pelota; tuvieron posibilidades al igual que nosotros. En los penales había que estar concentrado, mente fría y enfocado en dónde podía ir la pelota. Tenía a mi familia en la cabeza”, describe “Bomba” quien reconoce la emoción que le generó la consagración y el festejo posterior con sus compañeros.“Siempre estoy comprometido con el club y enfocado en lo mío. Arranqué en USMA el 14 de febrero del 2024 y desde ese día; me comprometí a bajar de peso. Estaba en 140 kilos y ahora estoy pesando 90. Hice un esfuerzo muy grande y me demandó un gran sacrificio que valió la pena. Apenas llegué empecé con la dieta con nutricionista que mantengo hasta el día de hoy”.

Nahuel arrancó en Próspero Palazzo donde transitó novena; octava y séptima pero a mitad del 2022 decidió alejarse. “Sufrí discriminación en el club por mi físico, llegaba llorando a mi casa casi todos los días. Cuando se lo conté a mi viejo, se enojó muchísimo: pedí el pase y me fui a Laprida donde no tuve continuidad, habré jugado dos o tres partidos. Había también una gran exigencia física. En USMA me encontré con un club humilde, de pibes y que siempre va para adelante, lleno de metas hermosas”.

Arrancó jugando de volante central y hasta fue delantero pero el arco apareció como una alternativa cierta para jugar y pelear un lugar. “A USMA llegué como jugador y me anticiparon que no iba a tener muchas posibilidades. Sentí que se me cayó el mundo en la cabeza hasta que en un entrenamiento, alguien tenía que atajar y me ofrecí”.

Así como el futbol esconde pasión y picardía, también se caracteriza por cierta crueldad y hasta subestimación. “En la final, en los últimos minutos sentí que me gritaban y me puteaban pero yo siempre estuve enfocado y nunca me interesó lo que dicen afuera. Se fueron callados porque cuando atajé el último penal, no escuché gritar a nadie más. Creo que los sorprendí bastante”, cuenta Nahuel. “El fútbol es así, puteadas siempre habrá. La gente va y suele descargar lo que tiene adentro”.

“Mi objetivo es ganar un título en Primera con USMA y poder debutar en Primera, que es el sueño de todo pibe”. Sin miedo a la balanza, encuentra en el “Patricio” una mirada cómplice; una palabra de aliento y la ilusión de un chico apasionado que no piensa en rendirse. “Nunca bajé los brazos y siempre me enfoqué en lo mío porque en mi casa me enseñaron a nunca rendirme”.

Contenido por el afecto, “Bomba” se convirtió en arquero y campeón; en una pieza necesaria que entendió el camino del esfuerzo. Vive en Palazzo, trabaja en un multirubro y disfruta más allá de cualquier estigma. “Le agradezco a mi familia y a los chicos del club por confiar en mí y darme consejos que me ayudan a mejorar y no bajar los brazos”.