El chileno Luis Enrique Oyarzo Cancino o simplemente “Chiqui” es poco afecto a las notas, prefiere hablar lo justo –casi nada- y demostrar en el verde césped. Ahí donde las palabras huelgan y donde solamente manda la pelota. El hábil enganche de la CAI volvió a ser un punto alto en una producción que perdurará en la memoria futbolística de todos, tras el 4-1 que significó convertirse en campeón patagónico. “Me siento muy feliz, contento. Todavía queda un paso más y por eso, nos queda pensar en el partido que viene y permitirnos un tiempo para celebrar”.
El volante puso en alto la producción lograda por la Comisión de Actividades Infantiles quizás en uno de los momentos fundamentales. Cuando había que revertir una derrota en la ida y dar vuelta un trámite adverso a partir de un 0-1 tempranero. “Nosotros siempre intentamos hacer nuestro juego de local y también, cuando somos visitantes. Lamentablemente allá sufrimos una derrota pero acá pudimos hacernos fuerte y lo ganamos”.

“La verdad, sufrimos bastante pero éste tipo de partidos son así. Estamos felices de haberlo logrado”, dijo Oyarzo, una pieza clave en el armado y la generación de juego del “Azurro”.
“Ahora viene la parte más importante de éste torneo. Ahora queremos celebrar y disfrutar lo que logramos. Hay que estar tranquilos porque tenemos que ver con quién nos toca y afrontar lo que nos quede”, reconoció sobre la expectativa que nadie puede negar y que se fortaleció a partir de una actuación que se dio más de la lógica y de los papeles.
“Si hay algo para destacar –agregó- es la actitud que tuvimos todos, estoy muy feliz por eso. Solamente queremos que vengan cosas buenas” expresó el trasandino quien disfruta en familia de su momento en el equipo, con sus hijos acompañándolo en el ingresando a la cancha e interactuando con sus compañeros.
Con su juego, “Chiqui” se ganó la consideración. Su llegada con el torneo ya iniciado, le dio vuelo y proyección a la CAI y su cambio de ritmo en una zona estratégica del campo, ha resultado determinante primero para asegurar la clasificación y después a la hora de afrontar los cruces. Cuando el equipo lo reclamó, siempre estuvo Oyarzo ya sea para imponer una pausa; acelerar en una réplica o generar espacios ante rivales impenetrables. “A la gente le decimos que estén tranquilos y que mantengan la confianza en nosotros porque sentimos que el ascenso está muy cerca”, concluyó.
Fotos: Martín Levicoy