“Siempre me fijé en la meta sin importar el machismo que pudiera haber en el medio”, Lorena Elizabeth Palacio impone presencia y marca la distancia como si se tratara de dos boxeadores al límite del clinch. Aunque hubo alguna antecesora en la misma función, exhibe la licencia que la oficializa como jurado y árbitro amateur tras finalizar el curso virtual de la Federación Argentina de Box.
Aunque nunca pudo desempeñarse en la función para la que se capacitó en su propia ciudad, sí arbitró en festivales realizados en Santa Cruz y en distintas ciudades del Chubut. Y hasta lo hizo en dos Campeonatos Argentinos, el Femenino en San Luis y el Masculino de Mayores en Puerto San Julián, donde se desempeñó como jurado. “Espero estar éste año, siendo árbitro en la Federación Argentina de Box. A eso aspiro como también más adelante, a tener la posibilidad de trabajar en una pelea por un título. Primero quiero pasar por el amateurismo; hacer el mejor trabajo posible”.

“Arbitrar acá –dijo Lorena- no es una materia pendiente. Gracias a Dios pude llegar a otros lugares, conocer varias ciudades y desempeñarme en dos Nacionales, algo que me abrió más la mente. Creo tener potencial para llegar y soñar más grande. Cuando se dé, se dará. Y sino seguiremos con la misma línea en cuanto a disciplina para seguir trabajando en equipo con las autoridades de la FAB”.
Palacio asume que el estudio es un pasaje al crecimiento y la única manera de jerarquizar cada uno de los aspectos que plantea una actividad deportiva. “El rol más importante del árbitro es velar por la seguridad de los boxeadores. Somos jueces arriba del ring, juzgamos golpes y acciones pero resguardar y velar por la integridad de los deportistas es lo más importante”.
Siendo adolescente, Palacio hizo dos peleas como boxeadora amateur y lamenta no haber podido continuarla. Y cuenta con orgullo que su mentor fue el recientemente desaparecido Oscar Rojas. “Fue un maestro que me cuidó y me enseñó cómo manejarme en éste ambiente” reconoce.

“Hace tres años comencé a dar clases como preparadora física en el Team Alvarado y siempre pensé en cosas para superarme. Decidí estudiar para ser juez y árbitro, viajé personalmente a la FAB para inscribirme porque acá nunca nadie me dio información”. Asume que es necesario hacer docencia y transmitirle a los protagonistas, el abecé del reglamento, que no siempre es conocido por los boxeadores y los mismos técnicos.

“El que es apasionado –reconoció- por esto, tratará siempre de insertarse. La realidad es que es un ambiente de hombres. Cuando se tiene un sueño, hay que poner garra y fuerza para afrontar las adversidades. Personalmente siempre me fijé en la meta sin importar el machismo que pudiera haber en el medio. Siempre lo tuve claro y fui por eso”.
Son otros tiempos y las mujeres parecen dispuestas a ocupar lugares de decisión. Y no de manera casual, sino aprendiendo y sumando experiencia, ganándose un espacio y generando confianza. Ya no existen rumores y lo que cuenta es la capacidad. Ahí en ese papel en blanco, donde cada cual escribe su historia, Lorena Palacio asume que su pasión por el boxeo, va mucho más allá de lo aprendido. Y que es un ejemplo orgulloso del nuevo tiempo de las mujeres en el deporte de las piñas. Arriba, abajo o dónde sea.